miércoles, 1 de noviembre de 2006

Pierre Hadot sobre Plotino



Acabo de colocar en la web el 2º capítulo del magnífico libro de Pierre Hadot, "Plotino o la simplicidad de la mirada", capítulo que se titula "Niveles del yo".

Allí puede leerse:

"Como dice Plotino retomando una expresión homérica, (9) "nuestra cabeza está fija por encima del cielo". Pero a continuación surge una duda: "Si albergamos en nosotros tan grandes cosas, ¿por qué no tenemos conciencia de ello, por qué la mayor parte del tiempo permanecemos sin ejercer estas actividades superiores? ¿Por qué algunos hombres no las ejercen jamás?" (V, 1,12,1.)
Plotino responde a esto inmediatamente: "Lo que sucede es que no todo cuanto se encuentra en el alma está consciente, sino que nos llega a 'nosotros' al llegar a la conciencia. Cuando una actividad del alma se ejerce sin que se comunique nada a la conciencia, esta actividad no llega al alma por entero. Así pues, 'nosotros' no tenemos noticia alguna de esta actividad, puesto que'nosotros' estamos vinculados a la conciencia y 'nosotros' no somos una parte del alma, sino el alma entera". (V, 1, 12, 5.)

Por tanto, no somos conscientes de este nivel superior de nosotros mismos que es nuestro yo en el pensamiento divino, o, mejor dicho, que es el pensamiento divino de nuestro yo, aunque éste sea una parte,siquiera ahora la parte superior de nuestra alma.
¿Podemos realmente decir que nosotros somos unas cosas de las que no tenemos conciencia? ¿Y cómo explicar esta inconciencia?

"Mas nosotros [...] ¿Quiénes somos 'nosotros'? ¿Somos la parte del alma que permanece siempre en el Espíritu, o bien somos lo que se añade a ella y está sometido al devenir del tiempo? Aunque no es preciso decir que, antes de que se produjese el nacimiento actual, éramos otros hombres en el mundo trascendente algunos de nosotros, incluso éramos dioses, almas puras, Espíritu, unidos a la totalidad del ser, partes del mundo espiritual, sin separación, sin división: pertenecíamos al Todo (y ni siquiera ahora nos hemos separado de él).
Mas es cierto que a aquel hombre ha venido a añadirse ahora otro hombre: quería existir y nos encontró [...] nos revistió de sí mismo y se agregó a aquel hombre que originariamente éramos [...] y de este modo nos hemos convertido en el conjunto de ambos hombres, y más de una vez ya no somos lo que éramos anteriormente, y somos aquel que nos hemos añadido a continuación: el hombre que éramos deja de actuar y, de algún modo, de estar presente". (IV, 4, 14, 16.)"

Para leer el artículo entero, pica aquí


Un saludo
Enrique
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