sábado, 26 de febrero de 2011

El universal singular y la "irrelevantificación" de W. Giegerich


Acabo de publicar en la Web del Centro Enrique Eskenazi la transcripción que
Ale Bica hizo de una clase del curso "La Vida Lógica del Alma: Psicología Analítica y Dialéctica" en enero de 2009

En ese artículo puede leerse:
"Cada fase tuvo y tiene su momento de verdad. El individuo tiene sus límites. Uno puede decir "aquí termina la historia". Pero no es así. Aquí se acabó él, en todo caso, pero la cosa está en marcha. Donde acabas tú no acaba la conciencia, sólo acabas tú. La conciencia está muchísimo más allá que tú. Uno puede ponerse a la altura de la consciencia, pero no crearla, pues ya está creada a pesar de uno. Es uno el que tiene que llegar a donde ya está la cosa. Hegel, decía: "el ave de Minerva vuela al atardecer." Minerva es Atenea, la diosa de la sabiduría, el símbolo de la filosofía y su ave es la lechuza. De ahí que la lechuza sea tradicionalmente el símbolo del pensamiento filosófico, porque ve en la oscuridad. Siendo la Sabiduría la consciencia, ésta llega siempre tarde. Es darse cuenta de lo que ya está pasando. Ser consciente no es crear algo que no había, sino más bien que vuelva a casa lo que ya está, pero sin ser aún reconocido. La realidad opera independientemente de la consciencia individual. Es la consciencia individual la que puede llegar hasta donde está la acción. El momento en que se explicita, y por lo tanto se hace consciente, no es el momento en que ocurre. La conciencia siempre llega después. Sin embargo, llega después y es posible que llegue porque se ha producido. Pero el que se haya producido y no haya llegado todavía a la consciencia imposibilita la transición hacia nuevas etapas. Es decir: el comienzo de una nueva etapa de comprensión sólo es posible cuando la consciencia ha ido llegando a la etapa en que ya se está. Justo en ese momento, comienza a haber la nueva etapa, aquella que la consciencia no advertía. Es como la transición de la consciencia de la persona concreta al mundo o a la consciencia colectiva. Es como un ponerse al día.

Por ejemplo: en la vida personal puede que la estructura lógica en la que uno se mueve haya ya trascendido las necesidades de la niñez, pero puede que el ego se haya quedado anclado en estadios infantiles. Puede que uno siga queriendo jugar a la pelota y que se sienta culpable y que tenga que hacer un esfuerzo para jugar a la pelota como antes, cuando no le costaba ningún esfuerzo, y que se niegue y viva conflictivamente aquello que espontáneamente se está dando en él.

Otro ejemplo es el de la emergencia de la sexualidad, que tampoco es un acto voluntario, que tampoco es producto de ninguna decisión ni de ninguna preparación. Llega un momento en que el deseo se dispara y actúa, y actúa más allá del yo. Pero es el "yo" el que tiene que conquistar conscientemente esto que ya está ocurriendo a pesar del yo.

La característica del ser humano no es ser un ser natural que puede vivir las cosas en un supuesto estadio natural, lo que los alquimistas llamaban unio naturalis. Para el ser humano la cosa existe (deviene efectiva, real) en el momento en que se hace consciente. Por eso somos primariamente, primordialmente, hijos de la consciencia. Incluso lo que llamamos cuerpo en uno, es vivido a través de la consciencia. Por lo tanto, la sexualidad en el ser humano, jamás es un fenómeno natural. No es que primero sea natural. Siempre es la conquista que hace la consciencia de un proceso en el cual ya se está involucrado, pero en tanto que aún no es consciente, es un mero hecho externo, no es "alma". Es mediante la apropiación por parte de la consciencia que deviene psicológico y por ello "real"."

Para consultar el artículo basta con picar aquí