lunes, 25 de diciembre de 2006

Fin de año

Después de un intenso año de cursos y conferencias al servicio de la realidad del alma, en un mundo que tolera insensateces tales como que "el alma está en el cerebro" , un mundo que parece haber vuelto sórdida realidad aquél lema hippy de los 60's ("better living through chemistry"= "una vida mejor mediante químicos"), acabo de enterarme con tristeza de que un antiguo conocido ha sido internado estos días con un grave brote psicótico. Su familia y amigos están desconcertados. Y sin embargo, aunque era previsible, pasaron inadvertidas las señales manifiestas a través de las imágenes que expresaban sus conductas angustiadas. Se sigue considerando que el dolor del alma es "cosa de uno" y que es cuestión de voluntad y no de escucha, de "distraerse" en lugar de prestar atención, de "proponerse superarlo" en lugar de regresar a una tierra de la que uno se ha exiliado.

Corbin escribió lucidamente que "la dificultad es que la mayor parte de los hombres viven fuera de sí mismos, a pesar de que nunca hayan salido de sí mismos. Ciertamente, abundan las terapias para hacerlos entrar en sí mismos, pero cuando tal cosa se consigue, se hace todavía más difícil hacerlos salir de sí mismos. Al extravío en el mundo exterior sucede el estéril golpeteo aplicado incansablemente a los contornos de una falsa subjetividad" (Templo y Contemplación)

Vivir fuera de sí mismos, a pesar de no haber salido nunca de sí mismo. Esto podría haberlo escrito Plotino. "Fuera de sí" significa "ahí afuera", en forma de acontecimiento exterior, en forma de cuerpo (organismo, física, química, biología, etc.), hecho social (familiar, político, económico, etc.). Como bien dijo Marsilio Ficino, el hombre es aquel pájaro que cree arrastrarse porque ve su sombra deslizarse por la superficie. "Fuera de sí" significa identificado con la sombra, con la superficie. Carente de interioridad.

Se prevé que en estos días el libro de E. Punset "El alma está en el cerebro" sea récord de ventas. ¿Qué hay allí respecto a la interioridad? Absolutamente nada: sólo química, fisiología, biología, fascinación por la tecnología y el control. La expectativa de una "felicidad" tecnológica, cuando se descubra el medio químico o físico para anular la enfermedad, la tristeza, la angustia, el sueño (¿pesadilla?) de una panacea tecnológica que permita lograr seres humanos tan olvidados de lo anímico como para haberse vuelto robots que, al menor fallo, sólo requieren un cambio de piezas.

Es probable que este antiguo conocido, actualmente internado, pueda estar de regreso en casa en poco tiempo, medicado hasta el punto del olvido y la inopia. Se parecerá entonces más a las personas "felices", "sin problemas" que profetizan los Punsets de este mundo y que, sin duda, resultará más manejable para su familia y su entorno.

Entre tanto el mundo, y no sólo la gente, está lleno de síntomas. Los mismos: depresiones, desestabilizaciones, degradaciones, desertización.

Después de un intenso año de cursos y conferencias al servicio de la realidad del alma, sólo puedo desear que durante el próximo sigan remontando el vuelo aquellos pájaros que ya no se identifican con su sombra y que, de tanto en tanto, se vuelvan hacia la luz que está tan por encima de ellos como ellos lo están de las superficies.