Cada día es más fácil "comunicarse", y no me refiero (sólo) a los teléfonos móviles, sino a Internet y la posibilidad de crear blogs (como ésta), podcasts (emisiones que se difunden por la red), videocasts y demás medios. Porque son medios: blogs, podcasts, páginas web y emisiones se multiplican por miles diariamente. Todos podemos empezar a decir y escribir y poner fotos y poner música, y eso está muy bien: libertad de expresión. Pero, como irónicamente sugería Kierkegaard, mientras reclamamos libertad de expresión, ¿usamos realmente la libertad de pensamiento? ¿Qué decimos, qué escribimos, qué comunicamos?
A fines del s. XIX Kierkegaard ya escribía:La red está llena de ruido. Y ruido no es comunicación, expresión que -curiosamente- tiene que ver con lo "común", no en el sentido de "vulgar", sino en el sentido de que nos es común, nos vincula, y no porque seamos así o asá, sino porque más allá del así y asá, toca lo esencial: lo común es aquello que permanece y, permaneciendo, es más que estrictamente "singular"o "peculiar". Cuando la "comunicación" pierde de vista eso esencial, entonces es mero ruido que in-comun-ica. Vale la pena hacer notar que idiosincrático -lo propio, peculiar (como opuesto a común)- proviene de la expresión griega idios, que es también la raíz de idiota.
"Ah, hoy todo es ruidoso! Así como se dice que una bebida fuerte agita la sangre, así todo en nuestro día, incluso el proyecto más insignificante, hasta la comunicación mas vacía, está diseñado meramente para sacudir los sentidos o para agitar las masas, la multitud, el público; ruido! Y nosotros los humanos, nosotros gente inteligente, parecemos habernos vueltos insomnes a fin de inventar siempre nuevos medios para aumentar el ruido, para desparramar el ruido y la insignificancia con la mayor facilidad posible y a la mayor escala posible. Sí, todo se ha dado vuelta. Los medios de comunicación se han perfeccionado, pero lo que se publica con tal prisa y ardor es basura! Oh, haced silencio!"
Escuchar canción