
Por ello, escribió Corbin, “es la función cognitiva de la imaginación la que permite el establecimiento de un riguroso "conocimiento analógico", evitando el dilema del racionalismo corriente, que deja sólo una elección entre los dos términos de un dualismo banal: o "materia" o "espíritu", un dilema que la socialización de la conciencia resuelve substituyéndola por otra elección no menos fatal: o bien "historia" o bien "mito"” (Mundus Imaginalis)
Al perder de vista la realidad del alma, la Imaginación ha sido identificada con "lo imaginario" que queda así a merced de estas ideologías. El control de "lo imaginario" es entonces "control del mundo", algo que vivimos con toda su crudeza, su violencia y su terror en nuestros días
Al perder de vista la realidad del alma, la Imaginación ha sido identificada con "lo imaginario" que queda así a merced de estas ideologías. El control de "lo imaginario" es entonces "control del mundo", algo que vivimos con toda su crudeza, su violencia y su terror en nuestros días