“Una vez más la cuestión realidad/irrealidad: respuesta a Hillman” es la respuesta que Giegerich dio a las objeciones que Hillman hizo a su artículo “Matanzas”, con el que Giegerich “oficialmente” daba un paso más allá de la psicología arquetipal e inauguraba su propio enfoque de la psicología como la atención a “la vida lógica del alma”.
Con la amable autorización de Wolfgang Giegerich presento por primera vez en castellano este agudo artículo, que hasta ahora sólo estaba disponible en inglés en la web de Rubedo
En él puede leerse, entre otras cosas:
“Hillman dice: los Dioses son inmortales. Estoy de acuerdo. Pero considero “inmortal” como un atributo imaginal de los Dioses y no como un hecho literal, del mismo modo que no creo que dos personas que se prometen eterno amor no sean libres de llegar a divorciarse unos años después o que deban considerarse mentirosos si se separan. El mismo Hillman es aquí culpable de “concretismo mal ubicado”. Precisamente porque la psique crea realidad siempre de nuevo, también crea sus Dioses, juntos con toda la experiencia del mundo de un pueblo o cultura. Pero si esta cultura o pueblo han pasado, sus Dioses con toda su inmoralidad también han pasado. Cuando digo que no se puede tener a Zeus sin sacrificios de toros, quiero decir que Zeus no es una “substancia” intemporal con diversos “atributos”. Los Dioses son hilos en trama llamada “nación” o “cultura”, son imágenes en el “poema” mayor que el alma crea en y a través de una cultura histórica dada (con todas sus costumbres, rituales, ideas, organización social y política, su estilo de economía, su estadio de tecnología, etc.). Así como no se puede quitar una imagen individual de un poema e insertarla en otro poema sin distorsionarlo todo, no se pueden extraer los dioses griegos del contexto total del “poema” llamado Antigua Cultura Griega e insertarlos en el mundo moderno. O bien se puede hacerlo, pero entonces, aúnque se pretende que no son meras alegorías, se los reduce al status de alegorías, citas, “schöngeistiges Bildungsgut”, categorías abstractas... Y a la vez se bloquea el camino para ver y honrar al dios o los dioses reales de nuestro tiempo. Esto no implica negar que todavía hoy haya sueños arquetipales y otras experiencias visionarias, en los que pueden aparecer auténticas imágenes de los antiguos dioses. Pero entonces sólo aparecen en la espera privada, personal, subjetiva, del individuo moderno, al igual que, por ejemplo, la antigua rueca puede reaparecer como parte del hobby privado de alguna persona, si bien es claro que ya no puede ser un factor económico real ni un medio de producción viable. Aquellos dioses no son parte de nuestra vida pública, objetiva ni de nuestro conocimiento oficial, tal como fueron los dioses en tiempos antiguos y arcaicos, cuando la “teología” y el ritual impregnaban la totalidad de la vida, el Estado y el conocimiento integral acerca del mundo. Como dijo Jung, Zeus ya no habita en el Olimpo, es decir, el mundo real. Hillman probablemente tiene razón: los dioses aún “habitan nuestra subjetividad y gobiernan nuestros actos”, pero se olvida de añadir que tales dioses, que se han retirado a nuestra subjetividad, ya no son dioses, sino dioses aufgehobene (trascendidos y superados). Los dioses en los sueños modernos son “abgesunkenes Kulturgut”, así como nuestra psicología personal, privada, es en general la historia pasada del alma en tanto trascendida (“aufgehoben”), y en este sentido no es lógicamente real. La psicología en cuanto psicología del individuo subjetivo es eo ipso atención a lo que por definición es obsoleto (pero no obstante “real” en el sentido ontológico de Hillman; por “obsoleto” no deseo indicar que uno no debiera atender su propia vida onírica y psicología personal, sus síntomas; deseo expresar meramente su status lógico). Los antiguos griegos no tenían una psicología privada, subjetiva, así como no tenían una división entre trabajo y tiempo libro o hobby (en cambio tenían esclavos). Estas son adquisiciones de la era moderna e indicadores de que nuestra vida se ha vuelto mucho más compleja lógicamente.”
Con la amable autorización de Wolfgang Giegerich presento por primera vez en castellano este agudo artículo, que hasta ahora sólo estaba disponible en inglés en la web de Rubedo
En él puede leerse, entre otras cosas:
“Hillman dice: los Dioses son inmortales. Estoy de acuerdo. Pero considero “inmortal” como un atributo imaginal de los Dioses y no como un hecho literal, del mismo modo que no creo que dos personas que se prometen eterno amor no sean libres de llegar a divorciarse unos años después o que deban considerarse mentirosos si se separan. El mismo Hillman es aquí culpable de “concretismo mal ubicado”. Precisamente porque la psique crea realidad siempre de nuevo, también crea sus Dioses, juntos con toda la experiencia del mundo de un pueblo o cultura. Pero si esta cultura o pueblo han pasado, sus Dioses con toda su inmoralidad también han pasado. Cuando digo que no se puede tener a Zeus sin sacrificios de toros, quiero decir que Zeus no es una “substancia” intemporal con diversos “atributos”. Los Dioses son hilos en trama llamada “nación” o “cultura”, son imágenes en el “poema” mayor que el alma crea en y a través de una cultura histórica dada (con todas sus costumbres, rituales, ideas, organización social y política, su estilo de economía, su estadio de tecnología, etc.). Así como no se puede quitar una imagen individual de un poema e insertarla en otro poema sin distorsionarlo todo, no se pueden extraer los dioses griegos del contexto total del “poema” llamado Antigua Cultura Griega e insertarlos en el mundo moderno. O bien se puede hacerlo, pero entonces, aúnque se pretende que no son meras alegorías, se los reduce al status de alegorías, citas, “schöngeistiges Bildungsgut”, categorías abstractas... Y a la vez se bloquea el camino para ver y honrar al dios o los dioses reales de nuestro tiempo. Esto no implica negar que todavía hoy haya sueños arquetipales y otras experiencias visionarias, en los que pueden aparecer auténticas imágenes de los antiguos dioses. Pero entonces sólo aparecen en la espera privada, personal, subjetiva, del individuo moderno, al igual que, por ejemplo, la antigua rueca puede reaparecer como parte del hobby privado de alguna persona, si bien es claro que ya no puede ser un factor económico real ni un medio de producción viable. Aquellos dioses no son parte de nuestra vida pública, objetiva ni de nuestro conocimiento oficial, tal como fueron los dioses en tiempos antiguos y arcaicos, cuando la “teología” y el ritual impregnaban la totalidad de la vida, el Estado y el conocimiento integral acerca del mundo. Como dijo Jung, Zeus ya no habita en el Olimpo, es decir, el mundo real. Hillman probablemente tiene razón: los dioses aún “habitan nuestra subjetividad y gobiernan nuestros actos”, pero se olvida de añadir que tales dioses, que se han retirado a nuestra subjetividad, ya no son dioses, sino dioses aufgehobene (trascendidos y superados). Los dioses en los sueños modernos son “abgesunkenes Kulturgut”, así como nuestra psicología personal, privada, es en general la historia pasada del alma en tanto trascendida (“aufgehoben”), y en este sentido no es lógicamente real. La psicología en cuanto psicología del individuo subjetivo es eo ipso atención a lo que por definición es obsoleto (pero no obstante “real” en el sentido ontológico de Hillman; por “obsoleto” no deseo indicar que uno no debiera atender su propia vida onírica y psicología personal, sus síntomas; deseo expresar meramente su status lógico). Los antiguos griegos no tenían una psicología privada, subjetiva, así como no tenían una división entre trabajo y tiempo libro o hobby (en cambio tenían esclavos). Estas son adquisiciones de la era moderna e indicadores de que nuestra vida se ha vuelto mucho más compleja lógicamente.”