sábado, 22 de noviembre de 2008

Giegerich y el Seminario de Sao Paulo


Actualmente (noviembre 2008) se está llevando a cabo un Seminario en Sao Paulo, por iniciativa de Marcus Quintaes, sobre la polémica Hillman/Giegerich, que en la web del Centro está ilustrada en los artículos “Matanzas” y “Una vez más la cuestión realidad/irrealidad”. Con ocasión de este seminario, ambos psicólogos enviaron sendas cartas a Quintaes quien, amablemente, me las ha remitido y me ha autorizado a traducirlas y divulgarlas. A continuación puede leerse la carta de Wolfgang Giegerich quien, aún desconociendo la carta enviada por Hillman (publicada en la web del Centro como “Divergencias”), pareciera responder a ésta con precisión y proverbial concisión.

Carta de Wolgang Giegerich a los participantes del Seminário sobre James Hillman e Wolfgang Giegerich en Brasil (trad. Enrique Eskenazi)

Me gustaría saludar a los participantes de este seminario desde el otro lado del Océano y desde el hemisferio norte al hemisferio sur, y felicitar a sus promotores por su maravillosa idea de comenzar este proyecto. Es tan importante que continúe habiendo debates teóricos en nuestro campo común, porque sólo entonces se mantiene viva la psicología.

Como acaso sabréis, cuando comencé mi trabajo psicológico estaba profundamente impresionado por la nueva vida que James Hillman había infundido en la psicología junguiana, y cooperé estrechamente con él durante muchos años. En un cierto punto, su pensamiento y el mío comenzaron a separarse en direcciones levemente diferentes, aunque permanecemos conectados por un apasionado interés psicológico que compartimos. Hacia finales de los 80, me pareció que era Hillman y no yo quien se había alejado de alguna de sus posiciones tempranas, y en una dirección que yo no podía seguir. Más tarde, cuando empecé a volverme más y más independiente, también comencé a cambiar, y esta vez en una dirección que no era aceptable para Hillman. Como no quiero anticipar lo que tendrá que ser vuestra tarea durante este seminario, no entraré en detalles. Pero quiero señalar al menos una cuestión crítica. Gira alrededor de la noción del alma objetiva.

Me parece que si nos acercamos a los fenómenos psíquicos con ideas específicas a nuestras espaldas acerca de lo que el alma es, con un significado más o menos fijo de “animado” (soulful) y “sin alma” (soulles), entonces estamos operando con un prejuicio subjetivo. Sólo hacemos plena justicia al concepto de la psique objetiva si concedemos a la misma “materia prima”, a cada materia prima, el tener dentro suyo todo lo que necesita, incluso su propia “definición” de alma. No debemos traer nuestro sentido de alma a los fenómenos, sino al revés: permitirles que nos enseñen de nuevo en cada caso lo que significa el alma, en cada contexto concreto. Así, no debiéramos derivar significados fijos para el término alma, o categorías intemporales (por ejemplo, “los dioses”) para la psicología, tomadas de una fase cultural particular en la vida del alma, por ejemplo de los mitos griegos vistos a través de gafas del neoplatonismo tardío. El alma misma decide qué y cómo es en cada tiempo histórico, no nosotros. El alma esta viva y es Vida. Es libre una y otra vez de re-inventarse en el curso de su historia. Tal actitud permite ver el alma incluso en el fenómeno arcaico del sacrificio de sangre, y en la moderna civilización tecnológica, fenómenos ambos que de otro modo aparecen como sin alma. Y a la inversa, no permite que uno hable de Zeus o de Afrodita en el contexto de nuestra vida moderna. El alma es siempre el alma de y en lo real, en lo que en un tiempo dado ha sido in via ejectum. La tarea de la psicología es liberar al alma, al espíritu Mercurius, aprisionado en lo real. Y liberar al alma significa en último análisis sobre todo liberar con ella a su propia definición de sí misma.

Con respecto a mi compromiso con la psique objetiva, soy más devoto de la “materia” y lo que contiene que de nuestra retórica, estilo, etc., al hablar acerca de “la materia”. La retórica hace seductores los textos, pero probablemente con frecuencia más seductores para “el ego” que para el alma. Si es una cuestión de estilo o de forma, mi interés está en la propia forma lógica interior de los fenómenos psíquicos, su “sintaxis” y su estatus

Os deseo interesantes presentaciones y discusiones vivaces, productivas, a fin de que podáis abandonar este seminario enriquecidos con nueva comprensión

Wolfgang Giegerich Berlín, 23 de septiembre 2008