Acabo de publicar en la web del Centro la traducción que hemos hecho Ale Bica y yo de un fragmento de La Vida Lógica del Alma de W. Giegerich, titulado “Ciencia sobrepasada, religión sobrepasada, medicina sobrepasada”, en el que el autor afirma entre otras cosas:
La obra de Jung, como hemos visto, no es ni la de un profeta o la de un fundador de una religión, ni tampoco la de un científico. Lo que le separa a Jung del profeta es el momento de negación o de reflexión, el cual ha interceptado el flujo inmediato desde la experiencia hasta la enunciación. Lo que Jung presentó al público, por lo que concierne a su forma lógica, había pasado por la Ilustración, por así decirlo. Había sufrido la confrontación con la mente crítica, tan ofensiva para la inmediatez de la experiencia ingenua. La obra de Jung comparte con la ciencia este momento de Ilustración. Pero mientras que la ciencia absolutiza ingenuamente la postura de la Ilustración y por lo tanto tiene que ignorar y rechazar en conjunto la experiencia inmediata del inconsciente y la idea de un “alma” (como “irracional”, “superstición”, “creencias metafísicas”, etc.), Jung también niega el enfoque científico tanto como la posición profética. Al negar también la posición de la Ilustración, es de nuevo libre para tomar las imágenes del así llamado inconsciente seriamente en un nivel enteramente nuevo, es decir lógicamente en serio (no sólo empíricamente en serio -como hacen muchas escuelas de “psicología”), convirtiéndose así en un psicólogo en el verdadero sentido, uno cuyo pensamiento entero arraiga en el Concepto [Notion] de la realidad del alma. Toma las imágenes “y en particular (su) forma y (sus) contenidos” como “enunciado(s)” (54) del alma, como enunciados que tienen su significado, su “referente”, su dignidad dentro de sí mismas. No apuntan a ninguna otra cosa, no son resultados de causas externas, en síntesis, no son epifenómenos. Son phainomena.
El Concepto de realidad del alma requiere la doble negación, la negación de la interpretación religiosa de las imágenes como “la voz de Dios” y la negación de la interpretación cientificista de las imágenes como un mero reflejo (secundario) de la así llamada experiencia de la vida real o como causadas por procesos corporales y afines. Ambas interpretaciones son positivas (positivistas). La realidad del alma, por el contrario, tiene su lugar lógico en la negatividad lógica, en tanto es el resultado de la negación de las dos formas de positividad. No tiene referente externo. Se muestra a sí misma.
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El hecho de que la psicología tenga que ser la superación de la religión y de la ciencia también estaba en la apreciación consciente de Jung. Expresamente afirmó que la psicología “está condenada a cancelarse en tanto que ciencia y precisamente en ello mismo alcanza su meta científica” (55). Esta idea sugiere que la psicología tiene que ser una disciplina que dentro de sí misma 1) comienza con la fantasía de ser una ciencia, 2) se empuja más allá de esta auto-definición inicial como ciencia (negándola), y 3) debido a ello no se transforma en el opuesto no dialéctico de la ciencia (en superstición, en creencias subjetivas o cosas afines) sino que más bien cumple en un plano superior lo que esperaba lograr con su auto-interpretación inicial en términos de una ciencia. Como ciencia sobrepasada, la psicología está de algún modo lógicamente por encima y más allá de todas las ciencias, en lugar de ser una voz más en el concierto de todas las ciencias, como dice la idea convencional. Todas las ciencias son, en un sentido especial, “momentos sobrepasados” dentro de la psicología, puesto que toda investigación científica brota de la actividad anímica de los humanos. Cada ciencia sólo estudia “regiones” o “aspectos” particulares de la realidad. La psicología, por el contrario, no tiene “la ventaja de un ‘campo delimitado de trabajo’”, tiene que “preocuparse de lo que sucede en el mundo más amplio” (56): Las ideas sobre el mundo desarrolladas por las ciencias particulares, por no mencionar el fenómeno de la postura científica frente al mundo y la vida en su forma compartimentalizada como tal, son todas ahora potencialmente el tema u objeto de la reflexión psicológica. Esto muestra cómo la psicología está en un nivel lógicamente superior de reflexión, así como un organismo multicelular que se originó de la ‘superación’ e integración de los organismos unicelulares que solían ser formas de vida existentes separadamente como ‘momentos superados de sí mismo’ (es decir, como sus propios órganos), está lógicamente por encima de (es más complejo que) los organismos unicelulares. Es lógicamente superior porque no tiene una existencia independiente de los organismos integrados, sino que es el sistema lógico de su organización. Lo que es nuevo es el sistema. De acuerdo con las recientes teorías biológicas, incluso el tipo de célula de la cual están hechas todas las células que viven actualmente se originaron al someter e incorporar como órganos suyos algunos tipos más primitivos de célula (tales como las mitocondrias): los órganos del nuevo tipo de organismo celular como organismos anteriormente independientes, pero más primitivos, ahora superados.
Arriba he dicho que la psicología de Jung es religión sobrepasada y ciencia sobrepasada. Tenemos que añadir aquí que también es medicina sobrepasada. No es, así como así, una “profesión de ayuda”, no es clínica en este sentido. El terapeuta no es un curador, su trabajo no es “tratamiento” (en alemán: Behandlung, que contiene la palabra “mano”, como "manipulación"). Curar y ayudar no son más, pero tampoco menos, que momentos superados dentro de esta nueva cosa, completamente diferente, llamada psicología o psicoterapia. Por la misma razón, la psicología (terapia) no es “práctica”, pero tampoco es “mera teoría”, mero intelectualismo. Es praxis superada, que es lo que son el pensamiento o la theoria en el sentido más elevado.
Desde el punto de vista de la orientación teórica, no se le hace precisamente justicia al paciente si se le toma en cuenta a él, es decir, al paciente en su positividad, como si fuese el verdadero paciente de la terapia. ¿Quién es el verdadero paciente? Es lamateria prima, es el Dios o los Dioses, “el sufrimiento del anthropos cristiano a gran escala”, la “verdad” de la era, la lógica de nuestro modo de ser-en-el-mundo, en tanto que actúan a través de la vida del paciente singular en la sala de consulta así como también en nuestra vida social real en el mundo. La prima materia es la diferencia-en-la-unidad entre singular y universal. Las pirámides egipcias, los templos griegos, las catedrales medievales fueron la obra de terapia. “Las religiones son sistemas psicoterapéuticos en el sentido más verdadero de la palabra, y a la más grande escala. Expresan toda la gama del problema psíquico en poderosas imágenes; son la admisión y el reconocimiento del alma, y al mismo tiempo la revelación de la naturaleza del alma.” (60) Construir una casa válida y obligatoria para el Dios, para Osiris, para el alma del Faraón muerto, significaba dar un lugar real a la negatividad de la vida lógica del alma, mientras que los empeños auto-centrados en el propio desarrollo psicológico (incluso si es el anhelado desarrollo del Self en uno mismo), en la medida en que sigue siendo una empresa inevitablemente subjetiva, nunca pueden tener la misma validez.
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