Acabo de incluir entre las páginas de filosofía del Centro, el artículo de Jorge Novella Suárez (a quien agradezco nuevamente su amabilidad) titulado “Crisis de las ciencias, Lebenswelt y Teoría Crítica”
Como ya indica al comienzo el autor:
“Este artículo trata del significado y proyección de La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental; así como la recepción y valoración que de ésta obra póstuma de Husserl han hecho algunas figuras del Materialismo dialéctico y de la Teoría Crítica. El concepto de Lebenswelt o Mundo de la vida, la crítica a la concepción objetivista de la ciencia y sus implicaciones, la consideración de la Fenomenología como teoría tradicional, el filósofo como funcionario de la humanidad y la historia de la filosofía como lucha por el sentido del hombre son el hilo conductor de la exposición.”
Mi particular interés en este artículo (y en el pensamiento de Husserl en general) reside en su atinada descripción de lo que Husserl ya denunciaba como “falacia naturalista” y “falacia objetivista" -que implican el “psicologismo”- en el ámbito de las ciencias.
Como se recuerda en el artículo, Husserl ya insitía en que:
Como se recuerda en el artículo, Husserl ya insitía en que:
“... el hombre moderno se dejó, en la segunda mitad del siglo XIX, determinar y cegar por las ciencias positivas y por la prosperidad hecha posible por ellas, significó un desvío indiferente de las cuestiones que para la humanidad auténtica son las cuestiones decisivas. Meras ciencias de hechos forman meros hombres de hechos. (Blosse Tatsachenwissenschaftten machen blosse Tatsachenmenschen). Este cambio en el modo de estimar públicamente las ciencias era en particular inevitable después de la guerra, y, como es bien sabido, ha llegado poco a poco en la generación joven a un sentimiento de hostilidad. En la premura de nuestra vida - es lo que oímos por todas partes - esta ciencia no nos dice nada. Las cuestiones que ella excluye por principio son precisamente las cuestiones más candentes para nuestra desgraciada época por una humanidad abandonada a las conmociones del destino: estas son las cuestiones que se refieren al sentido o sinsentido de toda nuestra existencia humana”.
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En el artículo de J. Novella Suárez puede leerse, entre otras cosas, lo siguiente:
NATURALISMO Y OBJETIVISMO. LA CRÍTICA DE HUSSERL.
Combatir a estas dos formas de interpretar la realidad ha sido una constante de toda la obra de Husserl. Ya en La Filosofía como ciencia estricta, publicada en 1911, definía al Naturalismo como “una consecuencia del descubrimiento de la naturaleza considerada como unidad del ser espacio-temporal conforme a leyes naturales exactas”.
El Naturalismo hace un uso indiscriminado del método matemático, mediante él abstrae y selecciona la naturaleza considerando a lo abstraído como la realidad en sí y absoluta.
El peligro mayor del naturalismo está en la doble “naturalización” que efectúa:
1º) Naturalización de la conciencia, la considera como un hecho más de la naturaleza, la cosifica, lo que implica que la conciencia pierde su función primordial, que es mostrarnos el sentido de las ciencias y hacer evidente y completamente inteligible qué es la objetividad.
2º) Naturalización de las ideas, nos referimos a ellas como simples abstracciones de datos sensibles. El filósofo naturalista fracasa en su intento de dar una idea de lo que es filosofía, al hacer una interpretación excluyente de la ciencia. Sólo serán ciencias aquellas que se adecuen al proceder de la ciencia físico-matemática.
El Psicologismo, que tan duramente criticó en las Investigaciones Lógicas, es una consecuencia de este reduccionismo naturalista del que estamos hablando; pues consiste en “La equiparación de las formaciones de juicio (naturalmente también de todas las formaciones semejantes de actos racionales en general) con fenómenos de la experiencia interna. Esta equiparación se funda en que dichas formaciones se presentan del acto mismo de la conciencia. Así, conceptos, juicios, deducciones, demostraciones, teorías serían acontecimientos psíquicos; y la lógica - como había dicho Stuart Mill - sería una parte o rama de la psicología. Justamente en esta concepción aparentemente tan esclarecedora, reside el psicologismo lógico”
El reduccionismo naturalista reduce los diferentes modos de ser de la realidad a uno: el ser fáctico físico-natural. Y es así como llega a ser Objetivismo (entendiendo por objeto lo real dado en el modo fáctico físico-natural).
El Objetivismo o Positivismo lo caracteriza Husserl del siguiente modo: “la ciencia objetivista toma lo que en ella denomina el mundo objetivo por el universo de todo lo existente, sin considerar que la subjetividad creadora de la ciencia no puede hallar cabida en ninguna ciencia objetiva. Al que ha sido formado en la ciencia natural le parece evidente que todo lo meramente subjetivo debe ser eliminado”.
Es la alienación que padece lo subjetivo, mediante la cual se le cosifica, con lo que la subjetividad transcendental no se presenta como tal, como lo verdaderamente originario. Ha sucedido al revés, el sujeto se ha degradado en favor del objeto. Es la reducción de lo real a lo fáctico dado. La ciencia deviene un instrumento de opresión, ya que no tiene como tarea y finalidad el permitir la liberación, el desarrollo y el progreso del ser humano y la humanidad. Su verdadero y auténtico telos.
Toda la “crisis de las ciencias” es producto del extrañamiento del racionalismo, subsumido por el Naturalismo y el Objetivismo; (“aberraciones del racionalismo” según nuestro autor), ambas interpretaciones son consecuencia de mantener una actitud natural frente al mundo y de aplicar a lo que Dilthey llamó “ciencias del espíritu“, la metodología y los esquemas de la ciencia natural. Cuando Husserl quiere señalar los momentos originarios de la positivización de las ciencias, habla de Galileo y de Descartes. Ambos ejemplifican por sí solos el Naturalismo y el Objetivismo. La matematización de la naturaleza, realizada por el autor de Il Saggiatore, instaura el paradigma de la matemática como el lenguaje-modelo a seguir.
La geometría desarrollada por Galileo “ha llegado a ser un medio para la técnica... en lo que está dirigida en la concepción y cumplimiento de su tarea: elaborar sistemáticamente un método de medida para la determinación objetiva de las formas, en una progresión constante en tanto que aproximación de las formas geométricas ideales, de las formas límites”. La matemática se convierte en el reino de un conocimiento que es verdaderamente objetivo, pues “el mundo concreto en su conjunto debe revelarse como un mundo objetivo matematizable”. Junto a Galileo, Descartes nos guía a su ideal de una ciencia única y universal, la mathesis universalis.
Husserl considera valiosísimo el punto de partida radical cartesiano, el ego cogito; pero el modelo que quiere seguir Cartesio para estructurar esa ciencia es “la geometría, o más exactamente, la física- matemática. Este ideal ha ejercido durante siglos una influencia nefasta... de manera que ha sido adoptado por Descartes sin crítica previa, en sus Meditaciones se vuelve a ver también. A Descartes le parecía natural que la ciencia universal tuviera la forma de un sistema deductivo, sistema por el cual todo el edificio descansaría ordine geométrico sobre un fundamento axiomático sirviendo de base absoluta para la deducción”.
También Dilthey hace hincapié en el protagonismo de Galileo y Descartes como principales protagonistas de la consolidación de la ciencia natural moderna, consiguiendo que la mecánica sea una ciencia exacta. Además señala las implicaciones del triunfo de la ciencia natural, y añade, “A la introducción de la explicación mecánica de la naturaleza por Galileo y Descartes siguió, por tanto, inmediatamente la extensión de este modo de explicación al hombre y al Estado, por Hobbes y después por Spinoza”.
Si Husserl quiere buscar una alternativa a esa ciencia que se limita a enunciar hechos, tendrá que ser una ciencia normativa. De ahí que se cuestione si las distintas ciencias pudiesen comenzar su propia selección de hechos sin suponer y ejercer un saber previo relativo al sentido o esencia del objeto. ¿Existe un ámbito anterior a las construcciones y tematizaciones de las ciencias?
El autor de Experiencia y Juicio considera que la ciencia de la subjetividad transcendental estaría englobada dentro de las ciencias del espíritu. Estas, abarcan a todas las personas, configuraciones culturales y por consecuencia “engloba a la ciencia natural y la naturaleza en el sentido de una ciencia tal, la naturaleza como realidad”.
Frente a la teoría diltheyana de la concepción del mundo (Weltanschauung) sostiene Husserl la teoría de la ciencia del mundo (Weltwissenschaft). A ese mundo sobre el cual se construyen las tematizaciones de las ciencias es al que Husserl llamó Lebenswelt o Mundo de la vida donde “la palabra vida no tiene aquí sentido fisiológico, significa vida que actúa conforme a fines, que crea formas espirituales: en el sentido más amplio, vida creadora de cultura, en la unidad de una historicidad”
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Estas dos falacias, objetivismo y naturalismo, campan a sus anchas en el tratamiento -cada vez más difundido y con mayor pedigree “científico”- de la psique como “cerebro” y el estudio de la memoria, la inteligencia, la imaginación y demás manifestaciones anímicas como simples “hechos neuronales” y “fisiológicos”, prescindiendo de lo que constituye justamente su dimensión propiamente psico-lógica: el contenido de (aquello que se presenta en) la memoria, la inteligencia, la imaginación, el sueño, el deseo, los “estados de ánimos”, y las “patologías”.
De ahí la importancia de recordar a Husserl y sus brillantes argumentos, en un tiempo en que pareciera que la “naturalización de la psique” no tuviera vuelta atrás. Husserl cuestiona si las distintas ciencias pudiesen comenzar su propia selección de hechos sin suponer y ejercer un saber previo relativo al sentido o esencia del objeto. ¿Existe un ámbito anterior a las construcciones y tematizaciones de las ciencias? Este es el ámbito que Husserl llamó Mundo de la Vida (Lebenswelt) y que en cierto sentido está tematizado en la reflexión de Heidegger que llevaría a afirmar que “la ciencia no piensa”
Para acabar, recuerdo una vez más la acertada frase de Husserl:
Meras ciencias de hechos forman meros hombres de hechos.
Combatir a estas dos formas de interpretar la realidad ha sido una constante de toda la obra de Husserl. Ya en La Filosofía como ciencia estricta, publicada en 1911, definía al Naturalismo como “una consecuencia del descubrimiento de la naturaleza considerada como unidad del ser espacio-temporal conforme a leyes naturales exactas”.
El Naturalismo hace un uso indiscriminado del método matemático, mediante él abstrae y selecciona la naturaleza considerando a lo abstraído como la realidad en sí y absoluta.
El peligro mayor del naturalismo está en la doble “naturalización” que efectúa:
1º) Naturalización de la conciencia, la considera como un hecho más de la naturaleza, la cosifica, lo que implica que la conciencia pierde su función primordial, que es mostrarnos el sentido de las ciencias y hacer evidente y completamente inteligible qué es la objetividad.
2º) Naturalización de las ideas, nos referimos a ellas como simples abstracciones de datos sensibles. El filósofo naturalista fracasa en su intento de dar una idea de lo que es filosofía, al hacer una interpretación excluyente de la ciencia. Sólo serán ciencias aquellas que se adecuen al proceder de la ciencia físico-matemática.
El Psicologismo, que tan duramente criticó en las Investigaciones Lógicas, es una consecuencia de este reduccionismo naturalista del que estamos hablando; pues consiste en “La equiparación de las formaciones de juicio (naturalmente también de todas las formaciones semejantes de actos racionales en general) con fenómenos de la experiencia interna. Esta equiparación se funda en que dichas formaciones se presentan
El reduccionismo naturalista reduce los diferentes modos de ser de la realidad a uno: el ser fáctico físico-natural. Y es así como llega a ser Objetivismo (entendiendo por objeto lo real dado en el modo fáctico físico-natural).
El Objetivismo o Positivismo lo caracteriza Husserl del siguiente modo: “la ciencia objetivista toma lo que en ella denomina el mundo objetivo por el universo de todo lo existente, sin considerar que la subjetividad creadora de la ciencia no puede hallar cabida en ninguna ciencia objetiva. Al que ha sido formado en la ciencia natural le parece evidente que todo lo meramente subjetivo debe ser eliminado”.
Es la alienación que padece lo subjetivo, mediante la cual se le cosifica, con lo que la subjetividad transcendental no se presenta como tal, como lo verdaderamente originario. Ha sucedido al revés, el sujeto se ha degradado en favor del objeto. Es la reducción de lo real a lo fáctico dado. La ciencia deviene un instrumento de opresión, ya que no tiene como tarea y finalidad el permitir la liberación, el desarrollo y el progreso del ser humano y la humanidad. Su verdadero y auténtico telos.
Toda la “crisis de las ciencias” es producto del extrañamiento del racionalismo, subsumido por el Naturalismo y el Objetivismo; (“aberraciones del racionalismo” según nuestro autor), ambas interpretaciones son consecuencia de mantener una actitud natural frente al mundo y de aplicar a lo que Dilthey llamó “ciencias del espíritu“, la metodología y los esquemas de la ciencia natural. Cuando Husserl quiere señalar los momentos originarios de la positivización de las ciencias, habla de Galileo y de Descartes. Ambos ejemplifican por sí solos el Naturalismo y el Objetivismo. La matematización de la naturaleza, realizada por el autor de Il Saggiatore, instaura el paradigma de la matemática como el lenguaje-modelo a seguir.
La geometría desarrollada por Galileo “ha llegado a ser un medio para la técnica... en lo que está dirigida en la concepción y cumplimiento de su tarea: elaborar sistemáticamente un método de medida para la determinación objetiva de las formas, en una progresión constante en tanto que aproximación de las formas geométricas ideales, de las formas límites”. La matemática se convierte en el reino de un conocimiento que es verdaderamente objetivo, pues “el mundo concreto en su conjunto debe revelarse como un mundo objetivo matematizable”. Junto a Galileo, Descartes nos guía a su ideal de una ciencia única y universal, la mathesis universalis.
Husserl considera valiosísimo el punto de partida radical cartesiano, el ego cogito; pero el modelo que quiere seguir Cartesio para estructurar esa ciencia es “la geometría, o más exactamente, la física- matemática. Este ideal ha ejercido durante siglos una influencia nefasta... de manera que ha sido adoptado por Descartes sin crítica previa, en sus Meditaciones se vuelve a ver también. A Descartes le parecía natural que la ciencia universal tuviera la forma de un sistema deductivo, sistema por el cual todo el edificio descansaría ordine geométrico sobre un fundamento axiomático sirviendo de base absoluta para la deducción”.
También Dilthey hace hincapié en el protagonismo de Galileo y Descartes como principales protagonistas de la consolidación de la ciencia natural moderna, consiguiendo que la mecánica sea una ciencia exacta. Además señala las implicaciones del triunfo de la ciencia natural, y añade, “A la introducción de la explicación mecánica de la naturaleza por Galileo y Descartes siguió, por tanto, inmediatamente la extensión de este modo de explicación al hombre y al Estado, por Hobbes y después por Spinoza”.
Si Husserl quiere buscar una alternativa a esa ciencia que se limita a enunciar hechos, tendrá que ser una ciencia normativa. De ahí que se cuestione si las distintas ciencias pudiesen comenzar su propia selección de hechos sin suponer y ejercer un saber previo relativo al sentido o esencia del objeto. ¿Existe un ámbito anterior a las construcciones y tematizaciones de las ciencias?
El autor de Experiencia y Juicio considera que la ciencia de la subjetividad transcendental estaría englobada dentro de las ciencias del espíritu. Estas, abarcan a todas las personas, configuraciones culturales y por consecuencia “engloba a la ciencia natural y la naturaleza en el sentido de una ciencia tal, la naturaleza como realidad”.
Frente a la teoría diltheyana de la concepción del mundo (Weltanschauung) sostiene Husserl la teoría de la ciencia del mundo (Weltwissenschaft). A ese mundo sobre el cual se construyen las tematizaciones de las ciencias es al que Husserl llamó Lebenswelt o Mundo de la vida donde “la palabra vida no tiene aquí sentido fisiológico, significa vida que actúa conforme a fines, que crea formas espirituales: en el sentido más amplio, vida creadora de cultura, en la unidad de una historicidad”
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Estas dos falacias, objetivismo y naturalismo, campan a sus anchas en el tratamiento -cada vez más difundido y con mayor pedigree “científico”- de la psique como “cerebro” y el estudio de la memoria, la inteligencia, la imaginación y demás manifestaciones anímicas como simples “hechos neuronales” y “fisiológicos”, prescindiendo de lo que constituye justamente su dimensión propiamente psico-lógica: el contenido de (aquello que se presenta en) la memoria, la inteligencia, la imaginación, el sueño, el deseo, los “estados de ánimos”, y las “patologías”.
De ahí la importancia de recordar a Husserl y sus brillantes argumentos, en un tiempo en que pareciera que la “naturalización de la psique” no tuviera vuelta atrás. Husserl cuestiona si las distintas ciencias pudiesen comenzar su propia selección de hechos sin suponer y ejercer un saber previo relativo al sentido o esencia del objeto. ¿Existe un ámbito anterior a las construcciones y tematizaciones de las ciencias? Este es el ámbito que Husserl llamó Mundo de la Vida (Lebenswelt) y que en cierto sentido está tematizado en la reflexión de Heidegger que llevaría a afirmar que “la ciencia no piensa”
Para acabar, recuerdo una vez más la acertada frase de Husserl:
Meras ciencias de hechos forman meros hombres de hechos.