Cuando en 2004, en su artículo “Una lucecita que llevar a través de la noche y de la tormenta. Comentarios sobre la situación actual de la psicología junguiana”, Wolfgang Giegerich advertía del peligro de
“un modo exterior de ver las cosas: un enfoque abstracto, completamente utilitario, cientificista, tecnicista y cuantificador. Lo que hoy se quiere esencialmente es normalización (conformidad forzada, es decir, Gleichschaltung) y control. El supremo principio rector es el de la distribución del dinero disponible. Unas cuantas palabras clave para esta tendencia poderosa son: certificación de prácticas, administración cualitativa, procedimientos de tratamiento normalizados obligatorios para enfermedades específicas, eficiencia, evaluación, medicina basada en pruebas, provisión de asistencia sanitaria para la población. Este es un aspecto. El otro es que la actitud predominante basa su toda su esperanza en factores biológicos, en la fisiología del cerebro, en la genética, la terapia conductista, pero excluye la mente, el alma, la hermenéutica”,
pareciera que la “psicología profunda” pudiera eludir tal peligro.
Y sin embargo ¿incluye hoy, por ejemplo, la psicología analítica “la mente, el alma, la hermenéutica”?
¿Cuánto hay de “hermenéutica”, y de “mente”, por no decir de “alma” en proponer una psicología para (o, peor aún, de) “hombres” y una psicología para (de) “mujeres”?
Y sin embargo ¿incluye hoy, por ejemplo, la psicología analítica “la mente, el alma, la hermenéutica”?
¿Cuánto hay de “hermenéutica”, y de “mente”, por no decir de “alma” en proponer una psicología para (o, peor aún, de) “hombres” y una psicología para (de) “mujeres”?
En su ensayo “Acerca de la naturaleza de la psique” (cuya versión más temprana es de 1946 y la ulterior de 1954) C. G. Jung escribió:
La psicología carece de la inmensa ventaja de un punto de apoyo arquimediano, a diferencia de la física.... La psique... se observa a sí misma y sólo puede traducir lo psiquico de nuevo en lo psíquico.... No hay un medio en el cual la psicología pueda reflejarse y reflexionarse; sólo puede retratarse en sí misma, y describir-se... Al describir las ocurrencias psíquicas no nos hemos desplazado, en cuanto a consideraciones científicas, a un plano de ninguna manera por encima o al lado del proceso psíquico, ni mucho menos lo hemos traducido en otro medio (CW 8 §421)
...La psicología inevitablemente se confunde con el proceso psíquico mismo. No puede distinguirse del último, y así se transforma en ello... En el sentido más profundo, no es una explicación de este proceso, ya que toda explicación de lo psíquico no puede ser sino el proceso viviente de la psique misma. La psicología tiene que superarse y trascenderse a sí misma en tanto que ciencia, y así alcanzará precisamente su meta científica. Toda otra ciencia tiene su referencia fuera de sí; pero no la psicología, cuyo objeto es el mismo sujeto que produce todas las ciencias (§429)
El “alma”, siguiendo a Giegerich, es auto-reflexión y auto-relación, y la psicología (las explicaciones o descripciones psicológicas) uno de los modos en que “el alma” se refleja y reflexiona sobre sí misma. La oposición, básica para las ciencias positivas, de sujeto y objeto, teoría y naturaleza, no existe en ni para una psicología que esté al tanto del logos de la psique. La psico-logía no puede, en ese sentido, ser una ciencia (positiva): es en sí misma y desde el comienzo ciencia superada y trascendida (augehoben, en la expresión de Hegel; sublated, en inglés): es en sí misma psicología “científica” superada. La clara distinción entre la psicología y su tema, el alma, no puede por tanto mantenerse: la psicología es ella misma alma y el alma es interpretación de sí misma (psicología). Tanto el alma y la psicología siguen una lógica “ourobórica”. (1)
Auto-relación: relación consigo misma. ¿Pero, y hay ironía en esta pregunta: hablamos aquí del alma “masculina” o “femenina”? ¿Son acaso estas clasificaciones resultado de ideas psicológicas -y así provenientes de la autoreflexión del alma misma- o son más bien conceptos en términos de control y resultados de un modo “exterior” de ver (provenientes de conocimientos exteriores tales como la anatomía, la biología, la sociología, etc.) ?
Giegerich insiste en denunciar una y otra vez la falacia antropológica: la convicción de que el estudio del “alma” es el estudio de la psique “de los humanos”, es decir que se trataría de “la gente”, “las personas”. Apoyándose en la diferencia ontológica destacada por Heidegger, la distinción entre el plano del ser y el plano del ente (2), tal diferencia deviene esencial en una psicología que está al tanto del “alma” y no de “eventos” (cosas, personas, acontecimientos, etc.), hechos, datos, experiencias postivas. Esto es lo que Giegerich llamará la diferencia psicológica: la psicología versa sobre “el alma” y no sobre “el ser humano”, “la gente”, ni sobre “los hechos psíquicos”. En este último caso, la psicología sería positividad y positivismo (y por ello se desintegrafía finalmente en psiquiatría o en el estudio del cerebro y la neurociencia, cuando no en una rama de la antropología, la sociología y afines). Pero si la psicología se ocupa “del alma” , entonces se aboca a la absoluta negatividad (nada óntico, nada fáctico, nada de “hechos” en su exterioridad, nada “positivo” ni “positivista”): la psicología ha de ser pura reflexividad.
Naturalmente, este discurso no es accesible lisa y llanamente a “todo el mundo”. No es un reclamo para “vender” un producto (la felicidad, la salud, el bienestar, la “integración”, la “maduración”, el “crecimiento”, etc. etc.) sino un discurso sólo transparente para un entendimiento que haya ya advertido la diferencia psicológica y que esté por tanto más alerta a la cuestión de “la verdad” que a la fascinación por las ideologías.
Giegerich insiste en denunciar una y otra vez la falacia antropológica: la convicción de que el estudio del “alma” es el estudio de la psique “de los humanos”, es decir que se trataría de “la gente”, “las personas”. Apoyándose en la diferencia ontológica destacada por Heidegger, la distinción entre el plano del ser y el plano del ente (2), tal diferencia deviene esencial en una psicología que está al tanto del “alma” y no de “eventos” (cosas, personas, acontecimientos, etc.), hechos, datos, experiencias postivas. Esto es lo que Giegerich llamará la diferencia psicológica: la psicología versa sobre “el alma” y no sobre “el ser humano”, “la gente”, ni sobre “los hechos psíquicos”. En este último caso, la psicología sería positividad y positivismo (y por ello se desintegrafía finalmente en psiquiatría o en el estudio del cerebro y la neurociencia, cuando no en una rama de la antropología, la sociología y afines). Pero si la psicología se ocupa “del alma” , entonces se aboca a la absoluta negatividad (nada óntico, nada fáctico, nada de “hechos” en su exterioridad, nada “positivo” ni “positivista”): la psicología ha de ser pura reflexividad.
Naturalmente, este discurso no es accesible lisa y llanamente a “todo el mundo”. No es un reclamo para “vender” un producto (la felicidad, la salud, el bienestar, la “integración”, la “maduración”, el “crecimiento”, etc. etc.) sino un discurso sólo transparente para un entendimiento que haya ya advertido la diferencia psicológica y que esté por tanto más alerta a la cuestión de “la verdad” que a la fascinación por las ideologías.
Notas
(1) Por lo que respecta a la lógica “ourobórica” del “alma”, ver por ejemplo, el siguiente fragmento del escrito de Giegerich acerca de la relación entre “psicología” y “verdad”
(2) Así, Heidegger diferencia entre representar “lo ente en su ser y, por ende, también pensar el ser de lo ente. Pero no (es lo mismo que) pensar el ser como tal, pensar la diferencia entre ambos ” (Ver por ejemplo su “Carta sobre el humanismo”)