lunes, 12 de mayo de 2008

Jung y la realidad del alma (2)

En la última lección de “Reflexiones sobre el Alma” mencioné dos breves pasajes de la obra de Jung.
El primero está tomado de su Introducción a “El Secreto de la Flor de Oro” (Obra Completa, vol. 13, Princeton Univ. Press, Alchemical Studies, § 54):

Creemos que podemos felicitarnos por haber ya alcanzado tal cumbre de claridad, imaginando que hemos dejado muy atrás todos estos dioses fantasmales. Pero lo que hemos dejado atrás sólo son espectros verbales, no los hechos psíquicos que fueron responsables del nacimiento de los dioses. Aún estamos tan poseídos por contenidos psíquicos autónomos como si fueran dioses olímpicos. Hoy se los llama fobias, obsesiones y así sucesivamente; en una palabra, síntomas neuróticos. Los dioses se han vuelto enfermedades: Zeus ya no rige el Olimpo sino el plexo solar, y produce curiosos ejemplares para la consulta del médico, o desordena los cerebros de los políticos y los periodistas, que inadvertidamente desencadenan epidemias psíquicas en el mundo (mi traducción, de la Obra Completa en inglés)

El segundo lo he tomado de su Mysterium Coniunctionis (Obra Completa, vol. 14, ed. Trotta, p. 504):

…toma lo inconsciente en una de sus formas más accesibles, como por ejemplo una fantasía espontánea, un sueño, un estado de ánimo irracional, un afecto o algo parecido, y opera con ella, es decir, préstale una atención especial a este material, concéntrate en él y observa objetivamente sus cambios. No te canses de ocuparte de este asunto y de perseguir con atención y cuidado las transformaciones ulteriores de la fantasía espontánea. Evita ante todo que desde fuera se cuele algo extraño, pues la imagen de la fantasía tiene “todo lo que necesita”. De esta manera tendrás la seguridad de no haber intervenido con arbitrariedad consciente en ningún lugar, sino de haber dado siempre via libre a lo inconsciente. (El subrayado es mío)

A estos dos pasajes, hay que añadirles un tercero, citado en la clase anterior, y tomado de su Obra Completa, vol. 8 (La dinámica de lo inconsciente), § 624, ed. Trotta:

No quiero poner en tela de juicio ni la relativa validez del punto de vista realista, del esse in re, ni la del punto de vista idealista, del esse in intellectu solo, me gustaría simplemente conciliar estos opuestos extremos mediante un esse in anima, es decir, mediante el punto de vista psicológico. Vivimos directamente sólo en el mundo de las imágenes. (subrayado de Jung)

La comprensión en profundidad de estos tres breves fragmentos es imprescindible para entender las raíces de la psicología arquetipal, tal como fue propuesta por James Hillman